Aún en los peores bichos, reptiles, o alimañas ponzoñosas, uno encuentra belleza, armonía y equilibrio pues todos somos parte de un todo al provenir de las mismas células que habitaron este planeta cuando se inició la vida.
Desde este inicio los seres vivos tomaron caminos diferentes en la evolución y muchos desaparecieron, otros se rezagaron y otros fueron catapultados por accidentes genéticos que hicieron que unos tomaran ventaja sobre otros. Con el tiempo estos últimos fueron capaces de discernir, de crear cosas maravillosas pero también se convirtieron en eficientes maquinas de destrucción capaces de acabar sin piedad con casi toda la vida que nos rodea.
El representar algunos de estos seres en mis trabajos y mostrar su belleza pretendo dar un mensaje de que debemos conservarlos a todos, pues la naturaleza tardó millones de años en diseñar y crear la vida y no podemos destruirla en una fracción de segundo tan solo porque algo nos parezca repulsivo o nos domine un absurdo prejuicio.