Vivir tantos años inmerso en el mundo petrolero acaba este tema por derribar las barreras e infiltrarse en la lista que hacen cola en la paleta.
Un viaje a Morichal, topografía plana como una mesa con carreteras que se pierden en el infinito en donde se tiene la sensación de navegar en un mar de petróleo. Son miles y miles de pozos y silvines que más abundantes que los arboles silban a cada lado de la carretera. Imaginarias y gigantescas vejigas de petróleo que laten para alimentar a borbollones a cada pozo hasta el fin de los tiempos.
Una gigantesca refinería que no refina petróleo sino pensamientos de libertad de toda la gente que encerrada ahí labora, y que esporádicamente ve la luz del día que se cuela entre la interminable jungla de maquinaria que cruje de vieja y amenaza con explotar en mil pedazos.
Una vista nocturna de una de las refinerías mas grandes del mundo, aunque produce un tercio de su capacidad porque sus cansadas construcciones ya se desploman exhaustas, hartas de que nadie se ocupe de ellas.
Y unas cuantas historias mas…